Ahora que estamos en primavera y las temperaturas empiezan a subir (más por unos sitios que por otros), comienzan a apetecernos postres más ligeros y fresquitos. Por eso, no quería dejar de compartir con vosotros una tarta que recuerdo en casa desde que era pequeña: la tarta de piña.
- Caramelo líquido.
- Una lata de piña.
- El almíbar de la lata de piña.
- Magdalenas redondas con copete (punta).
- Un sobre de gelatina sabor limón.
- Medio litro de nata para montar.
Ahora cortamos los copetes de las magdalenas, teniendo en cuenta que necesitaremos el mismo número de copetes que rodajas de piña tenemos en el molde. Una vez cortados, lo que haremos será introducirlos en los agujeros de las rodajas de piña.
A continuación, cortamos el resto de las magdalenas en rodajas de un centímetro de grosor y las utilizamos para cubrir toda la piña, tal como veis en las fotos.
En una olla calentamos el almíbar de la piña y, cuando empiece a hervir añadimos un sobre de gelatina, sin dejar de remover. Cuando la mezcla vuelva a hervir de nuevo, añadimos el brick de nata (debemos tener cuidado ya que sube muy rápido y puede desparramarse) y la dejamos 2 minutos hirviendo a fuego lento.
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