Hacía mucho que no compartía un DIY, ¡con lo que a mí me gustan! Hoy os propongo uno cuyo resultado me chifla y el proceso no es demasiado complicado: un frutero de varios pisos.
- Tres platos de diferentes tamaños y combinables entre sí.
- Soportes de metal apropiados.
- Una regla.
- Cinta de carrocero.
- Rotulador.
- Un taladro con una broca para cerámica del número 5.
Lo primero que tenemos que hacer es marcar el centro de cada plato, para ello lo que haremos será poner cinta de carrocero y marcarlo con un rotulador. La cinta de carrocero tiene su razón de ser y es que, además de evitar que ensuciemos el plato con la marca, también nos servirá para protegerlo en el momento de agujerearlos.
Una vez tengamos marcados los centros procederemos a taladrar cada uno de los platos. En este paso es importante que sea una broca adecuada tanto en grosor como en el material para la que están destinadas. Teniendo en cuenta el grosor de las barras metálicas que colocaremos, lo ideal es que sea una broca del número 5 y, en cuanto al material, simplemente con pedir en la ferretería una broca para cerámica deberían de asesoraros correctamente.
Ahora que ya tenemos preparados los platos, solo nos queda retirar la cinta de carrocero y montarlos utilizando las barras metálicas (estas son de Amazon y podéis encontrarlas aquí). Primero atornillaremos el que ha de quedar abajo, luego el del medio y, por último el superior. Los enroscamos como veis en las fotografías y, ¡listo! En solo tres pasos podéis tener un frutero original y con mucho estilo.
Como veis es un DIY muy sencillo y práctico. Yo le doy mucho uso, lo tengo en la cocina como frutero y cuando organizo alguna merienda queda genial en el centro de la mesa con los dulces 😉
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