Este mes entramos de lleno en los carnavales, unas fechas en las que disfrutamos de numerosas comidas que se han acabado convirtiendo en tradición y no sólo comidas, sino también postres, dulces deliciosos y caseros que gustan a mayores y pequeños.
Por eso, este mes os propongo una receta muy sencilla y con pocos ingredientes. Se trata de la receta de las rosquillas de carnaval de mi madre, que se hace muy rápido, ¡incluso diría que rapidísimo! Tanto que ella, cada vez que tiene invitados inesperados (o esperados pero dispone de poco tiempo), siempre hace unas cuantas.
Así que, de la familia creadora de los buñuelos de viento con cantidades «a ojo», llegan… Las rosquillas de la mamma… ¿Os animáis a probar a hacerlas?
Los ingredientes que vais a necesitar para hacer estas rosquilas de carnaval son los siguientes:
- 2 huevos.
- 1 sobre de levadura en polvo.
- Raspas de un limón.
- 2 medidas de aceite.
- 4 medidas de azúcar.
- 200 gramos de harina.
- Azúcar glacé.
- Aceite de girasol para freírlas.
* La medida corresponde a la cantidad de cada ingrediente que quepa en media cáscara de huevo.
* Con estas cantidades salen alrededor de 40 rosquillas, siempre y cuando tengan un tamaño medio.
Lo primero que haremos será poner los 200 gramos de harina en un bol y hacer un volcán. En el centro de dicho volcán incorporaremos los huevos, la levadura, las raspas de limón, el aceite y el azúcar y los mezclamos, añadiendo más harina si fuera necesaria.
Después pasamos la masa a la encimera que previamente habremos enharinado y amasamos hasta lograr una masa homogénea que no se pegue a las manos, como veis en las fotos.
Una vez tengamos la masa preparada, ¡podemos empezar a hacer las roscas! Para ello cogemos porciones de masa con las que haremos un churro que cerraremos de forma circular para que se forme la rosquilla del tamaño que más os guste. En mi caso, no suelo hacerlas muy grandes, las hago de unos 5-6 centímetros de diámetro por dos razones: sale una mayor cantidad de roscas y puedo picotear alguna en cualquier momento, aunque no tenga hambre 😉
Ahora, en una sartén echamos abundante aceite de girasol, lo calentamos y comenzamos a freír las rosquillas. ¡Cuidado! Se hacen muy rápido, así que lo mejor es que no les quitéis ojo para evitar que se quemen.
Ya sólo nos queda poner papel de cocina en un plato e ir colocando las rosquillas encima a medida que las vayamos friendo.
Por último esperamos a que se enfríen, les damos el toque final rebozándolas en azúcar glacé y… ¡Ya están listas para degustar!
Como veis es una receta que no tiene ninguna complicación, como mucho el cogerle el punto a la masa y, aun así, os aseguro que es muy fácil. Espero que os animéis a hacer estas rosquillas de carnaval porque estoy segura de que repetiréis… A mí se me está haciendo la boca agua así que voy a picar una (o dos) 😉

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